Estrategias para fortalecer la comunicación e interacción social

 

Una de las dificultades que ha suscitado la realidad actual en la que nos vemos obligados a realizar la mayoría de nuestras actividades a través de medios virtuales, es precisamente la ansiedad que genera en los niños y las niñas y en algunos adultos enfrentarse a la comunicación a través de las diferentes herramientas tecnológicas.

Si bien, para muchos niños, niñas y adolescentes la virtualidad ha sido la oportunidad perfecta para sentirse mucho más seguros y expresarse libremente frente a la cámara, para otros por el contrario ha sido un factor generador de temor, estrés y angustia frente a cada clase.

A continuación, les comparto algunas recomendaciones para manejar estas situaciones angustiantes que pueden llegar a impedir que los estudiantes generen respuestas tan sencillas como activar el micrófono o la cámara y participar en clase.

 

Identificar la fuente del temor y las reacciones corporales

 

El temor a la exposición social está estrechamente relacionado con la poca seguridad en sí mismo, el miedo al rechazo o a la burla y la percepción negativa frente a la equivocación. Generalmente, cuando hay una actitud de extrema timidez en los niños, suele haber un suceso previo generador de este comportamiento. En el cual se dio una reacción por parte del interlocutor que generó vergüenza o angustia, emociones que a la vez generaron reacciones corporales muy incómodas y que quedaron en la memoria corporal, de manera tal que volverán a ser experimentadas en situaciones parecidas.

Por lo anterior, es muy importante ayudarles a los niños y adolescentes a identificar cuál es la fuente generadora de su temor, si hubo alguna experiencia previa que recuerde y que esté relacionada con dicho miedo y que reacciones corporales experimenta. De esta manera se va generando una conciencia corporal y se pueden hacer ejercicios en los cuales el niño o la niña imagine situaciones agradables cuando se vaya a enfrentar a una situación parecida o busque estrategias que desde su entorno y su cuerpo le permitan enfrentarse a la situación y generar un anclaje emocional distinto. Por ejemplo, escuchar un sonido específico, tocar una textura específica, saborear un sabor agradable, realizar algún movimiento que pueda ayudar a calmarle, ver alguna imagen que le evoque recuerdos bonitos.

 

Establecer un equilibrio en la exigencia

 

Si bien, es muy importante exigirles a los hijos en cuanto a aspectos como su desempeño académico, la consolidación de hábitos y rutinas, el reconocimiento y respeto por las figuras de autoridad, el respeto por los límites y las normas. Debemos tener mucho cuidado en dicha exigencia y establecer un equilibrio de manera tal que no se convierta en una búsqueda constante por hacer las cosas de manera perfecta y evitar a toda costa el error. Ya que esto es nocivo para los niños, niñas y adolescentes, en tanto desarrolla en ellos demasiada auto exigencia y hace que asocien la perfección con el reconocimiento y el afecto por parte de las personas a quienes aman o admiran.

Una percepción tranquila frente a la equivocación de parte de los padres y una comprensión de que los errores son necesarios para el aprendizaje, ayudará a los niños y adolescentes a sentirse más seguros de sí mismos y a no temer arriesgarse ni enfrentarse a situaciones que en principio pueden parecer muy difíciles, pues tendrán la confianza de que si fracasan ahí estarán sus padres para alentarlos y darles una nueva oportunidad de intentarlo, no para juzgarlos, rechazarlos o subestimarlos. Se harán conscientes de sus debilidades y limitaciones como seres humanos y no pretenderán tener todo bajo su control en todo momento, ya que experimentarán lo impredecible de la vida y afrontarán más acertadamente situaciones como perder en los juegos, no entender conceptos, perder exámenes, perder cosas, alejarse de personas que en algún momento fueron muy cercanas, entre otras. En últimas, aceptarán la frustración como una emoción que hace parte de la vida y elaborarán sus duelos con menos resistencia.

 

Brindar seguridad y tranquilidad

  

Generar y fortalecer el vínculo afectivo entre padres e hijos es muy importante para el proceso de desarrollo psicológico de los niños y está relacionado con lo que se denomina “apego” el cual puede llegar a ser seguro o inseguro. Un apego inseguro está relacionado con una alta dependencia de los niños y niñas hacia sus figuras paternas, especialmente hacia su madre y es generado por conductas de sobreprotección que reflejan los temores e inseguridades de los padres con respecto a la crianza de sus hijos. Y esto se verá reflejado a lo largo de la vida en la etapa adolescente, juvenil y adulta.

Por lo anterior, lo mejor que podemos hacer como padres para fortalecer la seguridad en nuestros hijos, es permitirles “ser” ellos mismos, arriesgarse, aventurarse, intentarlo, experimentar, equivocarse. Sólo de esta manera se darán cuenta de qué son capaces, descubrirán sus potenciales y se enfrentarán a sus propios miedos con valentía, lo cual tendrá un impacto muy positivo en su autoestima.

Un niño o una niña seguro de sí mismo, con autoestima alta, no tendrá miedo de exponer sus ideas ante un grupo o de presentar un trabajo que él o ella misma haya realizado, y si siente temor será capaz de manejarlo pues será más fuerte su motivación y orientación a alcanzar los logros que se ha propuesto. Estará en últimas fortaleciendo su autonomía.

 

Generar oportunidades de participación

 

La mejor forma de aprender a hacer algo es practicarlo, así como la mejor forma de superar un miedo es enfrentarse a éste. Lo cual no indica que debamos enfrentar a los niños de manera abrupta a situaciones nuevas o que sean complejas de asimilar para ellos. Todos los procesos con los niños se deben generar de manera paulatina, evitando choques o demasiadas presiones que generen un efecto contrario como la aversión o el incremento del temor.

Es muy importante generar en casa situaciones que motiven la participación de los niños y jóvenes, incentivar acciones como preguntar, refutar y argumentar. Validar sus opiniones y puntos de vista frente a una situación. No callarlos o exigirles que repriman la expresión de una emoción o una idea. Por el contrario, motivarlos a preguntar, a dudar, a indagar a profundidad en temas de su interés. Generar juegos que impliquen retos de exposición social, improvisación y expresión verbal y corporal. Generar conversaciones donde se den debates y animarlos a asumir una postura y defenderla así los demás no estén de acuerdo.

Es muy bueno, mostrar que, si bien hay figuras de autoridad, éstas no siempre tienen la razón y también se equivocan. Así mismo dar a entender que se puede ser crítico con argumentos válidos que se refieran a la situación y no a la persona. Qué es necesario ser objetivos frente a situaciones de injusticia o que pongan en juego la ética. Qué es muy importante el respeto de la opinión ajena y hacer respetar la propia. Y que las interacciones sociales son oportunidades para crecer y aprender de los otros.

Es inevitable sentirse abrumado por todo lo que está ocurriendo y es evidente el agotamiento que tanto los estudiantes como sus padres tienen en este momento cuando han transcurrido más de cuatro meses de aislamiento social. Sin embargo, la invitación es a no desistir, a no rendirse en esta tarea tan bonita y a la vez tan compleja de ser padres y sobre todo a educar con amor y paciencia, porque lo que hagamos o dejemos de hacer hoy, son los recuerdos que dejaremos en ellos para siempre.

 

Referentes Bibliográficos

  • Chabot, D. y Chabot, M. (2009) Pedagogía emocional. Sentir para Aprender. Integración de la Inteligencia Emocional en el Aprendizaje. México: Alfaomega Grupo Editor.
  • Gago,J. (2014) Teoría del Apego. El Vínculo. Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar.
  • Goleman, D., (1995) La inteligencia emocional. Por qué es más importante que el cociente intelectual. Traducción: Elsa Mateo. (3ª edición). Bogotá: Penguin Random House Grupo Editorial.

 

Webgrafía

  • SHIVAGAM: shivagam.com. Ver: “Integración emocional”. “Necesidades y apegos”, “Dependencia”, “Integra las 21 máscaras”, “Supera miedos, fobias, pánico, otros”.

 

Elaborado por,

 

 

Nelcy Orjuela Herrera

Psicóloga Universidad Nacional de Colombia

Orientadora Escolar